HESTIA
En la mitología griega, Hestia es una diosa olímpica y diosa
del hogar, o más apropiadamente, del fuego que da calor y vida a los hogares.
Su culto se asemejaba a la escita Tabiti, y su equivalente romana sería la
diosa Vesta, aunque el culto romano a ésta difería bastante del de los griegos.
Era la primogénita de los titanes Crono y Rea, y la primera
en ser devorada por su padre al nacer. Aunque amada por Poseidón y por Apolo,
juró sobre la cabeza de Zeus que permanecería siempre virgen, a lo que el rey
de los dioses correspondió cediéndole los lugares preeminentes de todas las
casas y la primera víctima de todos los sacrificios públicos, por evitar con su
negativa una primera disputa entre los dioses.
Ovidio narra una escena en la que Príapo, borracho, había
intentado violar a Hestia en una fiesta a la habían acudido todos los dioses y
tras la cual se habían quedado dormidos. El rebuzno del asno de Sileno despertó
a la diosa justo cuando su agresor se abalanzaba sobre ella, dándole el tiempo
suficiente para huir despavorida originando una situación bastante cómica. Sin
embargo, es posible que esta historia sea una deformación latina posterior de
una escena protagonizada por la ninfa Lotis.
La escena también cuenta que en
lugar de ser Hestia quien escapaba, fue Príapo, ya que al despertar la diosa,
le empezó a gritar y él huyó.
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